Sherlock y Elementary. Los dos Sherlocks del siglo XXI. Y que, por algún motivo en España, no han terminado de convencer al público. Dos ideas con la misma base, desarrolladas de manera independiente, pero que ninguna ha logrado cautivar al público como en sus países de origen.
Empezemos por la primera, Sherlock. Uno de los "buques insignia" de la BBC, protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. ¿Qué tiene de malo la serie, me pregunto? Es una excelente revisión de los relatos originales creados por Doyle, con el toque que caracteriza la vida en nuestra era. Perfecto, bonito, muy buena. Unas actuaciones excelentes, unos episodios de hora y media que, al ser sólo tres por temporada, en realidad se hacen cortos.
En España ha habido dos pases. La primera la daba TNT, canal cerrado, de pago, y que conseguía que el programa se colara entre lo más visto de las cadenas de pago, algo que quedó más que demostrado en el estreno de la tercera temporada. Personalmente opino que, si esos días no se hubiera emitido el fútbol, Sherlock se habría hecho con el control de la noche.
La pregunta es... ¿por qué fracasó en abierto? Se pueden revisar las audiencias en FormulaTV. Unas audiencias que estrenaron, en Antena 3 (una de las cadenas principales del país)... ante unos datos tan discretos como 2.369.000 espectadores y un 12,7% de share.
¿Comorl? ¿Cómo es posible? La serie se había anunciado a bombo y platillo los días previos, incluyendo algunas citas de periódicos que alababan la obra, añadida a la gente que le gusta la televisión británica y ya la deberían conocer. Eso, y que Sherlock Holmes ha sido un personaje querido por muchos. ¿Qué pudo hacer esa caída?
El problema llegó a tal punto que el siguiente pase que se ofreció de las dos primeras temporadas quedó relegada a la cadena Neox. Y sí, simplemente las dos primeras temporadas. La tercera aún no se ha visto en abierto, y no está claro que se vaya a ver.
Pasemos a la versión estadounidense, Elementary. Jonny Lee Miller y Lucy Liu nos traen a un Sherlock extoxicómano que debe rehabilitarse con la ayuda de Joan Watson, siguiendo la linea de las series policíacas americanas, pero sin olvidar el "toque Doyle" incluyendo muchos elementos del canon en mayor o menor medida.
Y en lugar de pasar por dos "filtros", pago y abierto, se emitió directamente en abierto. En una cadena principal, Cuatro (pero que nunca ha llegado a competir realmente con T5 o A3), y logró 1.722.000 espectadores y 9,6% de share... emitiéndose a las 23:20 de la noche, mientras que al estrenar el tercer episodio una hora antes logró unos datos más decentes aún.
Pero Cuatro optó por volver a emitirlo a las once, a favor de su "producto estrella", Castle para las diez, cosechando unas audiencias que se mantenían, pero poco a poco descendían. La segunda temporada tampoco ayudó a repuntar (siguiendo la misma estrategia que para la primera) de forma que se dejó de emitir hasta varios meses después tras la emisión del midseason. Antes de la otra mitad, se pasó por el filtro de emitir primero en cadenas de pago, con el mismo resultado de Sherlock: se coló entre lo más visto de las noches.
¿Cuál es el problema? Principalmente, el orgullo patrio. Ya he dicho que ambas series cosechan buenos resultados en sus países. Aquí, siguiendo esa regla, se antepone ver cualquier producto español antes que el extranjero. Las cadenas se aseguran de ello (ejemplo reciente de Antena 3 pasando Under the Dome a medianoche para que su serie Vive Cantando ocupe el prime time). Pero no todo es color de rosa para las series españolas. Aquí no hay reglas escritas y las cadenas mueven las series (propias y extranjeras) libremente, mareando a la audiencia, luchando siempre para conseguir el mayor número de espectadores posibles a base de marearlos.
Es una pena que unos productos que prometían tanto se queden al olvido en estas tierras.